Soportando un intenso calor, los hinchas rodeaban la sede social, en el barrio de Gávea (en la turística zona sur) desde varias horas antes del inicio del evento. La ansiedad por garantizar un lugar llevó a una multitud impaciente a derrumbar un portón de acceso para invadir el campo de prácticas.
Ataviados a rigor con colores rojinegros, ondeando banderas y entonando cánticos apoyados por grupos de percusión que tocaban samba, la multitud expresó con fervor su devoción por el club y el jugador. Algunos exhibían máscaras del crack entregadas por el club o hechas por ellos mismos.